
Aristolochia paucinervis
Nombres populares, en castellano: candil, meloncillo de lagarto, alcaparronera bravía. en catalán: herba pudenta, herba felera, carabasseta de pobre, brossa de sapo.
Se ha recogido su uso como forraje en Los Villares y Valdepeñas de Jaén.
Los animales rechazan alimentarse de esta planta, probablemente a causa de su carácter tóxico.
En la localidad alicantina de Beniaia usaban la raíz como amuleto, llevándola colgada del cuello, para mitigar el dolor de muelas
En las comarcas del Alt Maestrat y la Plana Alta (Castellón) se ha usado para tratar las inflamaciones del hígado. A ese fin se preparaba una infusión de las partes aéreas, de la cual se tomaban 120 ml dos o tres veces al día.
En la comarca central valenciana de La Safor preparaban una decocción analgésica y antiinflamatoria con diez o doce frutos troceados, llamados carabassetes, esto es, calabacitas. Puestos en un recipiente con un litro de agua, se añadía un poco de aceite de oliva. Tras dejarlos hervir entre 30 y 45 minutos se obtenía un líquido espeso y de color marrón, el cual se aplicaba en forma de friegas sobre piernas y articulaciones.
En Les Guilleries (Cataluña), usaban la parte aérea de A. paucinervis s.l. para preparar una infusión que se administraba a las gallinas como depurativo biliar.
En Navas de Estena (Ciudad Real), se mantiene la creencia de que la ingestión de los frutos de distintas especies de Aristolochia, conocidos popularmente con el nombre de meloncillos de lagarto, puede provocar la muerte debido a su toxicidad; todo parece indicar que se ha observado este peligro en los animales antes que en el hombre.
En la comarca valenciana de La Safor se considera A. paucinervis como planta tóxica, capaz de provocar envenenamientos. Probablemente esta consideración se basa en el conocimiento adquirido de que los animales no se la comen
Algunos informantes de Campoo (Cantabria) consideran esta especie como una mala hierba de los sembrados, cuya erradicación resulta desagradable: “Se plagaba el trigo y daba asco arrancarlas, porque huelen mal”. La denominación local de la planta, yedes, alude precisamente al desagradable y penetrante olor que desprende.
En Sierra Mágina (Jaén), separadas las flores, los niños las cuelgan por la lengüeta apical de la corola y llenan el tubo de aceite. Luego, las utilizan en sus juegos a modo de candil. De ahí el nombre de candelicos con que se conoce esta planta.
En Fuenlabrada de los Montes (Badajoz), se usaba para jugar a los candiles, dado que la flor se parece a un candil: “Se untaba de aceite y se encendía con un hilacho”. Por esta razón, también en esta comarca se conoce a estas plantas (A. paucinervis, A. pistolochia) como candil o candiles.
Por tipo de información: Uso medicinal (5) Uso social, simbólico o ritual (4) Alimentación animal (2) Uso veterinario (2) Uso tóxico y nocivo (2) Uso medioambiental (2) Uso combustible (1)
Por comunidades autónomas: Comunitat Valenciana (6) Andalucía (3) Cataluña (3) Castilla y León (2) Cantabria (2) Castilla-La Mancha (1) Extremadura (1)
Por provincias: Valencia/València (5) Jaén (3) Ávila (2) Girona (2) Cantabria (2) Castellón/Castelló (1) Ciudad Real (1) Badajoz (1) Barcelona (1)
Por comarcas: Valles de Albaida (5) Valle del Tiétar (2) Campiña del Sur (2) Reinosa (2) Sierra Sur (1) Llanos Centrales (1) Osona (1) Montes Norte (1) Herrera Duque (1) Selva (1) Vallès Oriental (1)
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